Carne y cáncer: ¿sí o no?

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Por el Dr. Phil Maffetone

Traducción de Ester Galindo

 

Hace unas semanas salió publicado un informe de la Organización Mundial de la Salud, que causó un gran revuelo. Lo cierto es que no decía nada nuevo. Pues básicamente decía que no comamos carnes procesadas porque contienen sustancias químicas que pueden causar cáncer. Y que la carne roja también puede ser peligrosa si se cocina demasiado.

Fue la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) —que forma parte de la Organización Mundial de la Salud— la que hizo público el estudio en el que se vinculaba el cáncer colorrectal con el consumo de carne procesada. Asimismo, afirmaba que, “probablemente”, el riesgo también existe para la carne roja. Y yo matizo: el riesgo no es por comer este tipo de carne, sino por cocinarla demasiado.

Los consumidores sanos no necesitan preocuparse por el informe de la IARC. Las personas sanas evitamos la comida basura y mantenemos las carnes procesadas bien alejadas de nuestra boca. Y puesto que comemos las hortalizas necesarias y otros alimentos naturales (incluidas las carnes naturales, sin procesar), que son ricos en antioxidantes y otros fitonutrientes, podemos contrarrestar los efectos de cocinar dichas carnes naturales, sobre todo si evitamos cocerlas en exceso y chamuscarlas.

El informe de la IARC se basó en estudios realizados sobre la población a lo largo de los últimos 20 años. Aplicar estos estudios a la vida real plantea un problema por dos motivos:

  • La distinción entre carne procesada y carne natural es una distinción muy reciente en este tipo de estudios. Ahora, el informe de la IARC aparta las carnes procesadas y las coloca en la categoría de alto riesgo.
  • Ninguno de estos estudios son aplicables a una persona concreta, y mucho menos a las que, como nosotros, eligen seguir una alimentación equilibrada, realizan ejercicio y siguen estilos de vida saludables.

En el informe de la IARC leemos que “La carne procesada se clasificó como carcinógena para los humanos (Grupo 1), basada en suficiente evidencia en humanos de que el consumo de carne procesada causa cáncer colorrectal.” [Cita textual del informe]

Las carnes saludables, sin embargo, se encuentran en una categoría de menor riesgo “basado en evidencia limitada”, según el mismo informe de la IARC. Estas carnes no causan cáncer de manera directa, sino solamente cuando se cocinan. Chamuscar la carne, como cuando se asa a la parrilla, puede liberar sustancias químicas que causan cáncer, pero estas se pueden reducir sobremanera con sólo darle la vuelta a la carne con frecuencia y evitando que se queme. Asimismo, comer la carne acompañada de alimentos ricos en fitonutrientes (como el brócoli y otros vegetales repletos de nutrientes) ayuda a destruir dichas sustancias químicas.

El ataque de los medios contra el consumo de carne ha sido constante, al igual que la cruzada antigrasas. Sin embargo, estos mismos no hacen tanto ruido con respecto a los hechos que se vinculan con los hidratos de carbono refinados, como el azúcar, y su relación con unos niveles mucho más altos de enfermedad crónica. Es más, la cocción excesiva de los carbohidratos también produce sustancias cancerígenas llamadas acrilamidas. Sí, nunca oímos hablar de esto en los medios de comunicación, pero es cierto.

El nuevo informe de la IARC no daba recomendaciones, pero yo prefiero darlas. Sigue una dieta equilibrada que sea rica en verduras, que contenga grasas saludables, carne, huevos y otras proteínas saludables, y evita la comida basura.

Echemos un vistazo a los comentarios del informe de la IARC:

Las carnes procesadas, como las salchichas y los embutidos, contienen sustancias químicas añadidas. Los científicos llevan tiempo preocupándose por el hecho de que este procesado químico facilite la formación de sustancias químicas potencialmente cancerígenas —como los hidrocarburos aromáticos policíclicos— en estos productos.

La preocupación con respecto a las carnes naturales, sin procesar, tiene que ver más con el hecho de asarlas a la parrilla o a la barbacoa, pues este tipo de cocciones genera carcinógenos potenciales como las aminas aromáticas heterocíclicas.

El informe revela un vínculo entre el consumo de carnes procesadas y el cáncer colorrectal (y quizás otros tipos de cáncer), pero también reconoce que el vínculo entre la carne roja y el cáncer no se ha demostrado.

En el informe se admite que no se sabe si la carne roja provoca cáncer. En una página anexa, la IARC declaraba que “Comer carne roja aún no se ha establecido como una causa de cáncer”.

Dicho esto, es evidente que también es posible comer demasiado de algo bueno. El estadounidense medio consume más de 30 kg de carne al año, un dato que se relaciona con una dieta desequilibrada, sobre todo porque la mayor parte de esta carne es procesada. Para tener una alimentación adecuada, sólo hay que pasarse a las carnes naturales y acompañarlas de una gran cantidad de hortalizas, frutos secos y semillas, grasas saludables y otros ingredientes de una dieta equilibrada.

Es necesario que apliquemos el buen criterio para contrarrestar la histeria de los medios.

Bonnie Liebman, director de nutrición del Center for Science in the Public Interest, dijo lo siguiente con respecto al informe de la IARC, en NBCnews.com: “En pocas palabras, coman menos carne y de mejor calidad. Es lo mejor para ustedes y para el planeta.”

Como parte de una dieta equilibrada, en realidad, la carne saludable puede ayudar a evitar el cáncer. Christopher Wild, director del IARC, se mostró de acuerdo en que, a pesar de su informe, “la carne roja posee un gran valor nutricional.”

Los mensajes más importantes con los que la gente debería quedarse del informe de la IARC:

  • Evita la carne de la comida basura.
  • Sigue una dieta equilibrada, libre de cualquier tipo de comida basura.
  • No dejes de comer carne saludable, adecuadamente cocinada, porque proporciona múltiples beneficios.

Por “carnes procesadas” entendemos, naturalmente, casi todas las que nos sirven en los restaurantes de comida rápida, las hamburguesas precocinadas, las salchichas, los frankfurt, los embutidos, y otros productos similares. Según ha informado la CNN, un estudio de Clear Labs reveló que un 10 por ciento de las salchichas vegetarianas contiene carne.

Las personas sanas ya saben cómo evitar las carnes procesadas y demás comida basura, pero  demasiado a menudo, los consumidores acaban comprando carnes nada saludables porque éstas vienen engañosamente etiquetadas como naturales o ecológicas o porque se venden en tiendas de productos naturales. Como consumidor, ten en cuenta lo siguiente:

Las carnes procesadas no son saludables. Punto. Entran en la categoría de “comida basura”. Compruébalo. Lee las etiquetas y verás una larga lista de ingredientes, a menudo difíciles de pronunciar —y ya no digamos de saber qué son—, incluido el azúcar. Casi toda la carne que se sirve en los restaurantes de comida rápida también es perjudicial, especialmente las carnes picadas, que a menudo llevan “rellenos” (especialmente de harina), azúcar, conservantes artificiales, colorantes y otras sustancias químicas indeseables.

Mientras tanto, existe una falta de consenso científico sobre el consumo de carne saludable: piezas de carne de res, cordero, cerdo, etc. y otros alimentos que no han sido procesados con sustancias químicas.

Si bien no hay recomendaciones científicas en cuanto a que las personas eviten comer carne saludable, sí hay advertencias sobre evitar comer numerosos tipos de pescado y marisco, ya que la contaminación de los mares se ha convertido en un auténtico problema para la salud.

Y, ya puestos, recordemos que tener sobrepeso, fumar y beber alcohol (más allá de la moderación) aumenta el riesgo de cáncer colorrectal mucho más significativamente que comer carne procesada.

Resumiendo: evita todos estos malos hábitos. Las verdaderas claves para reducir el riesgo de sufrir enfermedades crónicas son: comer varias raciones de hortalizas y verduras al día, y alguna fruta, y realizar ejercicio aeróbico.

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